sábado, 29 de septiembre de 2012

orígenes de la cultura chachapoyas

os Chachapoyas descenderían de inmigrantes cordilleranos culturalmente andinos, que modificaron su cultura ancestral en el nuevo medio, asimilando rasgos amazónicos. Dado que los Incas y los conquistadores españoles fueron las principales fuentes de información sobre los Chachapoyas, hay poco conocimientos acerca de los chachapoyanos que sea de primera mano. Escritos y documentos por los principales cronistas de la época, como El Inca Garcilazo de la Vega, se basaron en cuentas fragmentarias de segunda mano. Es así que gran parte de lo que sabemos acerca de la cultura Chachapoyas se basa en evidencias arqueológicas de sus ruinas, cerámicas, tumbas y otros artefactos chachapoyanos. La cultura Chachapoyas fue conocida desde los inicios de la Conquista española en el Perú, por ello es que no existe persona a quien se adjudique el titulo de descubridor de la cultura Chachapoyas. Aunque si existen descubridores de ciudades o fortalezas de los Chachapoyas, como la Fortaleza de Kuelap denominada por su descubridor, Juan Crisóstomo Nieto, "Torre de Babel peruana" por su imponente altura.

la conquista de chachapoyas

Por grandes períodos los Chachapoyas vivieron en un medio ambiente social uniforme con escasos contactos con otras culturas de la región andina. La conquista y ocupación Inca trajó muchos cambios para los Chachapoyas. El material étno-histórico informa del carácter rebelde del poblado Chachapoyas, con diversos levantamientos frente a los Incas. El paisaje cultural y sagrado fué alterado con la introducción de una nueva religión y nuevos asentamientos. Fue introducido un nuevo estilo arquitectónico con el elemento dominante rectángulo y el énfasis en el cultivo de áreas altas fueron alterando hacia una zona ecológica más baja. El problema de identificación de la ocupación en el Horizonte Tardío, como lo opuesto a lo puramente Inca todavía no puede ser resuelto en la región de Chachapoyas. La investigación antropológica física otorga evidencias de la aparición de otro tipo humano con cráneos más alto y de estatura más pequeña que la gente de Chachapoyas. Este breve intermedio de aproximadamente 60 años tuvo diversas consecuencias para la población y su subsistencia y fue seguido por la turbulencia y cambios de la conquista e invasión española. Las fuentes históricas y la investigación arqueológica confirman la construcción Inca del complejo de Cochabamba como un centro administrativo y de control de la parte sur de la provincia de Chachapoyas. Esto sugiere que dos centros administrativos perteneciente a los otros dos hunos podría ser encontrados en futuras investigaciones en las otras áreas de la provincia de Chachapoyas. Las investigaciones arqueológicas en nuevas construcciones demuestran que los Incas mantuvieron un fuerte control a lo largo del camino Inca en las tierras montañosas y en la parte superior de las tierras bajas. Cuando los Incas llegaron a Chachapoyas desarrollaron una agricultura intensa muy variada: tierra y sistema de aterrazamiento en piedra, concentración de montículos de tierra para el drenaje, anfiteatro de tierra de sistemas aterrazados alrededor de los dolines, en la zona ecológica más alta. Muchas de las técnicas son evidentes para el crecimiento poblacional quienes tuvieron la necesidad de una producción más alta y por ello desarrolló estas técnicas. El análisis de polen fecho a 1680 a.C. dando información sobre cambios en las condiciones climáticas con períodos de mucho frío o mucho calor y en periodos más secos y húmedos. La edad de desglaciación ha sido demostrado para el hemisferio Sur y es observado en el diagrama del polen. Los cambios climáticos probablemente han sido un factor contribuyente en la rápida declinación del poblado de Chachapoyas en el período Colonial Español Temprano. Aunque se intentaron unas cuantas excavaciones arqueológicas, los resultados desde el sitio pre Inca de Huepón y el complejo Cochabamba produjeron suficiente información preliminar para establecer preliminarmente una secuencia cultural cronológica para la región de Chachapoyas. La secuencia tipológica está basada en el material comparativo de los alrededores del área y los resultados de las pocas investigaciones arqueológicas realizadas anteriormente. Una nueva definición de períodos culturales en la región de Chachapoyas es sugerida a partir de los datos de la investigación arqueológica, el fechado de C-14 y la comparación con los períodos culturales del Perú. REFERENCIAS

política y sociedad de chachapoyas

La unidad de organización social estaba constituida por grandes provincias controladas cada una por un poderoso cacique y totalmente independientes entre sí. Eran pequeños reinos o señoríos asentados principalmente a orillas del río Utcubamba. Todos tenían el mismo idioma, las mismas costumbres y formas de cultivar y, muy ocasionalmente, se juntaban para algunas ceremonias religiosas o para defenderse del ataque de un pueblo enemigo, siempre manteniendo su autonomía. Según las crónicas relatadas por Pedro Cieza de León, los Chachapoyas eran los más blancos y agraciados de todos los habitantes del Perú. Vestían ropas de lana y llevaban en sus cabezas unos “llautos” como señal de su origen. Después de su anexión al Incario adoptaron las costumbres impuestas por los cusqueños. La organización social estaba basada en la producción doméstica y en la subsistencia agrícolas con facilidades de almacenamiento. La población de Chachapoyas pudo haber tenido la posición de mediadores en una cadena corta y larga distancia en la red de intercambios entre el prestigio, y en valoración simbólica de productos y artículos ellos sin duda estuvieron en contacto con los Xibitos en la parte superior del grupo de la tierra baja la cual fué una cadena hacía el lado Este. El intercambio de alimentos por ejemplo la sal y servicios dentro de la región de Chachapoyas estaba basado en relaciones sociales donde las redes de trabajo unen en alianza a las poblaciones. El patrón poblacional reveló una jerarquía sociopolítica centrado en la zona de grandes altitudes de lugares estratégicamente localizados. Aglomeraciones por encima de 400 estructuras habitacionales son raras, reconociéndose como la residencia de los Curacas, Señores. La región Chachapoyas estuvo dividida en curacazgos de diferentes tamaños la cual además puede ser definido como subgrupos dentro del grupo étnico principal. Los curacazgos mayores y sub grupos tuvieron relaciones de parentescos de contacto con cada uno de los otros en la integración política-económica (con mayor frecuencia en la guerra) y tuvo cambio relacionados con la técnica, economía y soluciones sociales para cambios medio ambientales. Los curacas principales permanecieron en el poder todo el tiempo por su capacidad de demostrar su poderío y llevaron a cabo sus obligaciones hacía su gente con banquetes y abundantes alimentos. Es hipotético suponer que su habilidad de permanecer en el poder, además dependió de las cualidades de los chamanes o curanderos.

Los Chachapoyas y sus grandes y asombrosas construcciones

Chachapoyas, pequeña ciudad fundada en 1538 por Alonso de Alvarado, capital de la actual región Amazonas, fue unida al resto del país por vía aérea en el año 1930 y por vía terrestre en 1960, cuando se abrió un camino afirmado que permitió el ingreso de vehículos. Esta es una ciudad que en los últimos tiempos está siendo redescubierta, y existen en su área un promedio de 500 restos arqueológicos, todos de la cultura Chachapoyas, entre tumbas, sarcófagos, fortalezas, torreones aislados, caminos, petroglifos, pinturas rupestres, restos textiles, cerámica y un sinnúmero de artículos que únicamente demuestran la grandeza, desarrollo y avance de esta cultura. De carácter indomable, los Chachapoyas le dieron mucho trabajo a los Incas durante su proceso de conquista. La ciudad pequeña y encantadora guarda rasgos y muchos aspectos coloniales. Podemos ver casas de grandes patios con una pileta central, hechas con adobe y muchas flores coloridas. Hasta la fecha los restos arqueológicos son poco conocidos y explorados, por lo que permanecen aún con pocos circuitos turísticos clásicos, pero cuenta con muchos explorables y muy pocos visitados, por lo que aprovechamos para describir alguno de ellos: Chachapoyas era el centro de una región en donde se desarrolló una civilización predecesora de los Incas y en algunos momentos de su historia con un desarrollo paralelo. Sus mejores construcciones se realizaron entre los siglos IX y XV de nuestra era, y su florecimiento se inició a partir del siglo I. Los incas, a su llegada, tuvieron grandes dificultades para someter a los Chachapoyas (o Sachapuyos), los que fueron dominados finalmente por el imperio incaico después de varios encuentros largos, sangrientos y difíciles, al mando del Inca Túpac Yupanqui hacia 1475, quien logra imponerse; sin embargo, ellos se rebelaron a menudo, hasta poco antes del episodio en Cajamarca entre Pizarro y Atahualpa, en 1532, en donde se aliaron con los conquistadores y se sublevaron contra los Incas, negándose a tomar parte en la gran rebelión de Manco Inca en 1536 contra los españoles. La cultura Chachapoyas inició su florecimiento a principios de nuestra era. Ellos tuvieron artistas muy diestros, destacando sus textiles, su orfebrería, sus construcciones y otros aspectos, siendo tan hábiles como los del imperio costeño Chimú. Pero sobre todo, los Chachapoyas construyeron una de las fortalezas más grandes del Perú precolombino, cuyas imponentes ruinas mantienen un dominio sobre las vías de ingreso a la zona del Marañón, sus ruinas y restos encontrados tienen alguna influencia de los Chimú y los Incas, presentado sus construcciones fúnebres la particularidad de estar todas ubicadas en lugares muy altos, o en zonas escarpadas de muy difícil acceso. Los sitios más destacados están distribuidos en el estrecho valle del río Utcubamba, entre los que encontramos: La fortaleza de Kuélap Se puede llegar desde dos lugares diferentes de llegada. Por el suroeste, viniendo desde Cajamarca, Celendín, hasta pasar el puente y caserío de Balsas, Abra de Chanchillo (2.212 msnm), Abra Barro Negro (3.580 msnm), Leimebamba, Kuélap. Viniendo por el norte desde Chachapoyas, Tingo, Kuélap; pero para llegar a Chachapoyas se puede hacer por vía terrestre desde Chiclayo, Olmos, Abra de Porculla, Bagua, Pedro Ruiz Gallo, Chachapoyas, o por vía aérea directo desde Lima hasta Chachapoyas. Los restos arqueológicos de Kuélap se encuentran entre los más importantes en el norte del país. Situados a 3.050 msnm, fueron descubiertos en 1843 por Juan Crisóstomo Nieto. En 1967, considerando que las ruinas se encontraban cubiertas de vegetación y muchos de sus restos en franco proceso de deterioro, se iniciaron trabajos para despejar las construcciones. Kuélap probablemente era la capital del inmenso reino de los Chachapoyas. Estos construyeron la fortaleza con grandes proporciones, sus muros de 20 m de alto, con un largo de 500 m y un ancho de 110 m. El material usado es un granito rosa cuyos bloques son unidos con arcilla amarilla. Las paredes defensivas principales tienen más de 100.000 bloques de piedra tallada, estimando un peso total de 10.000 toneladas. Dentro de la fortaleza existen 34 recintos de forma redonda, distribuidas entre el pueblo bajo y alto. Se estima que albergó a una población de 2.000 habitantes. Los mausoleos de Révash Al sur de la fortaleza de Kuélap, otro sitio merece atención y es la ciudad fúnebre de Révash, formada por varios grupos de mausoleos construidos en excavaciones rocosas en un precipicio imponente. Conocidos desde la visita del explorador francés Charles Wiener en 1881, el complejo fue investigado en 1987 durante una expedición peruana. Los mausoleos tienen el aspecto de un pueblo pequeñísimo, con las moradas en las paredes talladas de piedras y acondicionadas con piedras labradas, unidas por argamasa de arcilla, con decoraciones de pinturas rupestres rojas. Las representaciones son de felinos, llamas y caracteres indescifrables, así como con motivos geométricos en forma de cruces y rectángulos. Los sarcófagos de Karajía Sarcófagos ubicados aproximadamente a 2.600 msnm, en lo alto de un farallón, frente a una imponente zona verde. La ruta que detallamos toma como punto de partida la Estancia El Chillo, y a partir de este punto seguimos en dirección norte hasta Caclic, 1 y 30' horas por carretera afirmada, luego tomamos el noroeste hasta Luya, 45' por un camino afirmado, seguimos hacia el oeste hasta Cohechán, 50' por camino afirmado; al norte hasta San Miguel de Cruzpata, 50' por un camino afirmado; finalmente 50 minutos de caminata hasta los sarcófagos de Karajía, por caminos de herradura, hasta llegar a los sarcófagos. La Laguna de los Cóndores Situada al sur de la región de Leimebamba, en una pared rocosa que domina el lago llamado de los Cóndores, el arqueólogo Federico Kauffman Doig descubrió esta impresionante necrópolis en mayo de 1997, encontrándose con un inmenso cementerio encajado a media altura, sobre un precipicio. Dentro de los mausoleos fúnebres pequeños o 'chullpas' se encontraron cerca de 280 momias contenidas en sus 'fardos' funerarios. En la actualidad, mediante convenios internacionales, se ha construido un museo que alberga todos los restos encontrados en la laguna, en el poblado de Leimebamba. Así mismo, en la localidad existen diversos guías totalmente involucrados en la zona, pudiendo contratarlos e iniciar una expedición por una exigente ruta que le tomará un día y medio de ardua caminata o cabalgata. Makro Para llegar a la ciudadela de Makro se parte desde las Estancias Chillo, en dirección noreste a Tingo y luego al este hasta Magdalena (20' por carretera afirmada), y desde Magdalena se dirige al noreste hasta la ciudadela de Makro, 2 horas por camino de herradura. Pitaya Para conocer los petroglifos de Pitaya partimos desde Tingo en dirección norte hasta Caclic, y luego hasta los petroglifos de Pitaya, por una carretera carrozable de 1 hora y 30 minutos.

RESEÑA DE LA CULTURA CHACHAPOYAS

La cultura Chachapoyas se desarrolló en la selva norte del Perú. Fue un pueblo de agricultores y guerreros, cuya capital fue la ciudadela fortificada de Kuelap, en la actual región Amazonas. Fue una civilización de excelentes arquitectos que construyeron ciudades y mausoleos en las zonas inaccesibles de la selva norte. Es famoso El Gran Pajatén, una ciudad en las montañas del departamento de San Martín. En la Laguna de las Momias (Amazonas) se ubican impresionantes sarcófagos antropomorfos. También destacaron en la escultura en madera, como muestra se puede mencionar a Los Pinchudos, ídolos antropomorfos que muestran grandes falos, asociados a la fertilidad y la vida. Los chachapoyas fueron conquistado por los incas después de varios años de combates. Sus grandes fortalezas y murallas les permitieron una resistencia proplongada; finalmente, fueron sometidos por el emperador cusqueño Túpac Yupanqui hacia 1480. Cuando llegaron los españoles los curacas chachapoyanos se aliaron a Francisco Pizarro para destruir el Imperio de los Incas.

Testimonios chachapoyas

Numerosos y enormes conglomerados de edificaciones pétreas de planta circular como los de Olán, Congón (Vilaya), Purunllacta (Monte Peruvia) y los elevados muros-andenes de Cuélap, son testimonios del esplendor cultural alcanzado por los chachapoyas desde mucho antes de su anexión al incario. Tenemos además, en el actual departamento de San Martín, la ciudadela de Gran Pajatén. La construcción monumental de Kuélap se ubica al suroeste de Tingo, a 3.000 msnm longitud Este coloso de la arquitectura ancestral peruana, que se extiende por 600 metros en su eje longitudinal, está conformado por una plataforma construida sobre la cima de una elevada montaña. Los muros que la sostienen, levantados con piedras uniformes y careadas, se elevan hasta por 19 metros. Kuélap es sin duda el testimonio más grandioso de los Andes amazónicos norteños. La mayoría de los 400 recintos emplazados sobre esta enorme plataforma debieron ser depósitos de alimentos. Según Kauffman Doig (1996), Kuélap pudo ser un gran centro administrativo de la producción agraria donde además se hacían rituales propiciatorios de la fertilidad, como ocurrió en gran parte de la arquitectura monumental del Perú antiguo. La arquitectura chachapoyas se caracteriza, también, por exhibir dos formas de patrones funerarios: el mausoleo y el sarcófago. Este último es un sepulcro unipersonal que reproduce el contorno de la figura Humana. Los más importantes restos sepulcrales están localizados en el departamento de San Martín. Sin embargo, un sitio imponente, colmado de mausoleos, es el de La Petaca, en el distrito de Leymebamba divulgado por Gene Savoy (1978). Se trata de mausoleos de piedra que, al parecer, estuvieron originalmente tarrajeados y enlucidos.

avitantes de la cultura chachapoyas

Cultura de la amazonía pre-inca. Se ubicaba en el altiplano del actual Departamento de Amazonas. Ha dejado un número importante de grandes monumentos de piedra, como la fortaleza de Kuélap, el Gran Pajatén, la Laguna de los Cóndores, así también gran cantidad de sarcófagos y mausoleos en lugares de difícil acceso. Se trata de una cultura en la que las comunidades desarrollaban autónomamente sus llactas en las montañas y en un medio que las aislaba. Una de las culturas superiores del Perú antiguo, los chachapoyas (también llamados sachapcollas o collas selvícolas), moraban al sureste de los bracamoros, sobre la margen derecha del río Marañón. Su desarrollo tuvo como centro el valle del río de Utcubamba, topónimo que puede ser traducido por "territorio de los agujeros o cuevas" (utcu). Probablemente se extendieron por el sur hasta el río Abiseo, afuente del Huallaga, donde se levanta la ciudadela de Gran Pajatén. En efecto, las noticias que consigna el Inca Garcilaso de la Vega refieren que el territorio de los chachapoyas era tan extenso que le "pudiéramos llamar reino porque tiene más de cincuenta leguas de largo por veinte de ancho, sin lo que entra hasta Muyupampan que son treinta leguas de largo [...]". Para una interpretación adecuada de esta información, diremos que una legua corresponde a cerca de cinco kilómetros. Los chachapoyas habrían sido conquistados por los incas en tiempos del gobernante Tupac Inca Yupanqui. El cronista Cieza de León recoge algunas notas pintorescas sobre los chachapoyas: "Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del sol [...] andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen para ser conocidas en todas partes" Ib.#GGC11C Y agrega que después de su anexión al imperio incaico adoptaron las costumbres impuestas por los cusqueños. Los chachapoyas tienen una larga historia en la región, medida en varios milenios a juzgar por los testimonios de arte rupestre expuestos en las paredes rocosas de cuevas de la provincia de Utcubamba. Posiblemente fueron descendientes de inmigrantes cordilleranos que modificaron su cultura ancestral en el nuevo medio, tal vez recogiendo tradiciones de los primeros pobladores de origen amazónico. Los chachapoyas modificaron el paisaje selvático tornándolo erosionado y yermo a medida que iban depredando los bosques y como consecuencia de las quemas anuales a que sometían sus tierras. Esta modificación del paisaje original se presenta elocuentemente en el área del río Utcubamba. La cultura Chachapoyas propiamente dicha, posiblemente tuvo sus inicios en el siglo VIII. Debió alcanzar su fase de florecimiento a partir del siglo XI y se prolongó hasta la llegada de los españoles al Perú, aunque hacia 1470 su independencia política quedó afectada por la conquista incaica (ver Expansión del Imperio Inca). Su territorio se extendía de norte a sur casi 400 kilómetros, desde el río Marañón en la zona de Bagua, hasta la cuenca del río Abiseo, donde se encuentra la ciudadela de Gran Pajatén, y aún más al sur hasta el río Chontayacu. Abarcaba así la parte sur del actual departamento de Amazonas y sectores del noroeste del departamento de San Martín, como también espacios del extremo oriental del departamento de La Libertad. Su población se estima en hasta 400.000 indígenas al momento de llegar los españoles esta se redujo a 20 ó 30 mil habitantes.

atractivos turísticos de la cultura chachapouyas

Plaza de Armas de la ciudad de Chachapoyas: ubicada en el centro de la ciudad, donde resalta la pileta de bronce de origen colonial. De entre las edificaciones de la periferia, destaca la sede del Arzobispado, que fuera la casa donde nació el precursor de la independencia, don Alejandro Toribio Rodríguez de Mendoza Collantes. Pozo de Yanayacu: el pozo fue construido en el mismo lugar en el que, según la leyenda, Santo Toribio de Mogrovejo hizo brotar agua de una roca e hizo que la gente se convierta en cecina al beber de ella, acabando con la sequía y el hambre que asolaba la región. (Ubicación: Cerro Luya Urco a 1 km de la Plaza de Armas de la ciudad de Chachapoyas, 15 min aprox. a pie). Fuente Cuyana o Fuente de Amor, considerado así por lo cristalino de sus aguas. La leyenda manifiesta que si un forastero visita esta localidad y bebe de ésta agua, eternamente vivirá en Chachapoyas. Pampas de Higos Urco: lugar donde, durante las luchas por la independencia del yugo español, se libró la Batalla de Higos Urco (6 de junio de 1821),Donde los valerosos soldados lucharon por la cecina chachapoyana y la libertad cecinera Ubicación: prolongación El Triunfo s/n, barrio de Higos. Huancas: es un pueblo tradicional que a pesar de la corta distancia de la Ciudad de Chachapoyas mantiene aún sus costumbres y tradiciones. Está situado al norte, donde los habitantes viven mayormente de la alfarería a cuya actividad se dedican solamente las mujeres, mientras que los hombres al cultivo de tierras. Los utensilios como ollas, cántaros, entre otros, se hacen a mano, lo cual a la vista es muy atractivo, más aún su especial quemado que se realiza en un ambiente natural utilizando la tradicional leña. En un tiempo a 20 minutos, existe al noreste un mirador natural en el que se observa el Río Sonche y hacia el Norte en una caminata de aproximadamente una hora a la colina de Huanca Urco se puede observar restos arqueológicos, abundante variedad de orquídeas y una inolvidable vista panorámica hacia los valles y las quebradas formadas por los ríos Utcubamba, Sonche y Vituya. El Patrón de Huancas en el Señor de los Milagros, único en su género ya que el Cristo Morado de este pueblo es una imagen y no un lienzo como el de la ciudad de Lima. De retorno de la localidad de Huancas, vía la zona del Colorado se puede visitar: Santuario de la Virgen Asunta: se puede decir de tipo moderno con algunos rasgos coloniales. Aquí descansa la Patrona de la Ciudad de Chachapoyas, Virgen Asunta, hasta el inicio de sus festividades en el mes de agosto. El Obispado: la casa donde nació Toribio Rodríguez de Mendoza es en la actualidad el Obispado de la Diócesis de Chachapoyas. Es una casona muy antigua que guarda las características típicas coloniales chachapoyanas. En sus ambientes se puede observar muebles antiguos de singular importancia, retratos de los obispos de Chachapoyas, una Biblia muy antigua, así como los lienzos de los tiempos coloniales. La Casona Monsante: declarada como Monumento Histórico, el cual mantiene la arquitectura tradicional "chachapoyana". Antiguamente fue utilizada como Estanco del Tabaco, en la actualidad funciona un hostal en el que unido a la expresión cultural está lo natural de la zona, al contar con un amplio patio colonial. Con hermosas begonias y un gran huerto de orquídeas, con más de 1.500 plantas exóticas de la región. Cuenta la tradición que en tiempos del imperio incaico, las personas que tenían las condiciones de ser malos elementos por su comportamiento, eran trasladados como un castigo lejos de la ciudad imperial, Cusco, con destino a las actuales tierras de Huancas, de allí el origen de su nombre, pues se habitó por personas procedente s de Huancayo. Catarata de Yumbilla La catarata de Yumbilla, la tercera catarata mas alta del mundo. En medio de un espectacular paraje de selva alta, oculta por la vegetacion, la catarata de Yumbilla ha permanecido en el anonimato, excepto para los pobladores locales, durante años, hasta que en 2007 fue visitada por un grupo de científicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) de Perú, quienes han confirmado la altura de la catarata, que mide 895,4 metros de altura, situandola como la tercera catarata mas alta del mundo por delante de Gocta tambien en la provincia de Bongara.3 La Catarata de Yumbilla ya recibe visitantes nacionales y extranjeros, quienes llegan atraídos por la belleza del paisaje. El distrito de Cuispes, donde se ubica este recurso, alberga a 200 familias, algunas de las cuales ha comenzado a brindar servicios turísticos relacionados al alquiler de caballos; preparación de aliment os y servicios de guías. En la parte superior de la catarata se ubica la Cueva San Francisco de Yumbilla, donde al parecer nace esta catarata. La cueva posee una impresionante belleza y misterio, tiene aproximadamente cinco metros de alto, nueve metros de ancho de roca y su profundidad es desconocida ya que hasta la fecha los pobladores de Cuispes solo han logrado entrar a un máximo de 250 metros। La ruta hacia la parte baja de la catarata es una trocha que tiene aproximadamente 5,7 0 kilómetros de longitud que se inicia en Cuispes y sigue hacia la parte baja de la catarata. Después de una hora de camino se encuentra el Mirador “Sal si puedes”, desde donde se puede observar gran parte de la Catarata de Yumbilla. La parte baja de la catarata es muy impresionante ya que se puede apreciar la gran nube que se forma por el choque del agua con las rocas. El estudio realizado por el IGN señala que alrededor de la Catarata de Yumbilla, el terreno es montañoso con presencia de árboles pequeños, medianos y de gran altura; y en cuanto a la fauna silvestre se destaca la presencia de los gallitos de las rocas, monos, reptiles y osos.4 Se trata entonces de la tercera más alta del mundo. Quedando relegadas Gocta al cuarto lugar Yosemite (EE.UU. con 739 metros) al quinto lugar, el Cuquenan (Venezuela, 610 metros) al sexto y Sutherlandfalls (Nueva Zelanda, 579 metros) al septimo a nivel mundial. Catarata de Gocta La cuarta catarata más ALTA del mundo y una de las más bellas se encuentra en Amazonas, al oriente peruano. Anunciada por el ciudadano alemán Stefan Ziemendorff (32) durante una conferencia de prensa en el auditorio del palacio municipal de Chachapoyas, luego de realizar una serie de expediciones en el distrito de San Pablo. Se trata de la catarata Gocta, denominación que le dieron los pobladores de la zona. esta no figura con nombre en plano alguno y hasta la fecha, por su lejanía, llamó muy poco la atención. Una caminata de de 3 horas y media o de 5 horas a más, dependiendo de su fuerza física, lo lleva a la Catarata usted decide ya sea por San Pedro Valera o Cocachimba respectivamente. Tomando en cuenta que existen múltiples listados de las cataratas más altas del mundo elaborados con diferentes criterios se tomó como base el listado de la National Geographic Society, publicado el 2005. Este determino que solo existen dos cataratas más altas que Gocta: el Salto Ángel en Venezuela (972 metros) y los Tugelafalls (Sudáfrica, 948 metros). Hasta encontrarse, tambien en la provincia de Amazonas, en el distrito de Cuispes la catarata de Yumbilla. La catarata se ubica a tres horas de caminata por un bosque virgen exuberante cubierto de neblina, desde el caserío de Cocachimba, en cuyo entorno se aprecia un total de 22 caídas de agua, algunas de una belleza impresionante, especialmente en épocas de lluvia; las cuales rodean en un arco de adoración a la imponente catarata de GOCTA. Kuélap : Sitio arqueológico ubicado a 32 km al SE de Chachapoyas sobre un alto promontorio a 3080 msnm, desde donde se tiene una impresionante vista del valle del Uctubamba. Fue descubierta en 1843 por el juez Juan Crisóstomo Nieto mientras realizaba una diligencia en las inmediaciones del actual distrito de Tingo, pero no fue debidamente estudiado hasta finales del siglo XIX. La fortaleza fue construida entre los años 900 y 1000, albergaba 420 casas circulares que se estiman alojaban a unas 3500 personas. Tupac Yupanqui llegó con sus tropas en 1470, pero el ejército inca fue incapaz de doblegar a los Chachapoyas. Sarcófagos de Karajía Están ubicados a 48 km al NO de Chachapoyas. Este sitio arqueológico contiene el mejor ejemplo del estilo funerario de este reino. Se trata de un conjunto de 7 sarcófagos antropomorfos de 2.5 m de alto, conocidos como "purunmachus" construido de una mezcla de arcilla, piedras y palos. Están instalados sobre un acantilado de unos 200 m de altura sobre el río Juscabamba. El lugar fue descubierto en 1984 por el arqueólogo Federico Kauffmann. Para llegar hay que tomar el camino a Lámud capital de la provincia de Luya. Sitio arqueológico de Tingorbamba que consta de dos hileras de sarcófagos muy parecidos a los de Karajía. Ubicada a unos 16 lm de Lámud. Sitio arqueológico de Revash, ubicado a 65 km de Chachapoyas, también es una construcción funeraria de piedra llamadas chullpas que son como casas pequeñas pintadas de rojo y blanco. Sitio arqueológico de Chipuric ubicado a 35 km al NO de Chachapoyas. Se trata de una serie de construcciones circulares de piedra laja y sarcófagos sobre un acantilado mirando al río Marañon.

LOS CHACHAPOYAS, UN PUEBLO ENTRE LAS NUBES

Cuando hablamos de América y los pueblos y culturas que encontraron los españoles cuando iniciaron su expansión por el continente nos vienen a la mente principalmente tres nombres, incas, aztecas y mayas. Los dos primeros porque representan los imperios más poderosos a los que se tuvieron que enfrentar los conquistadores, Hernán Cortés(1485-1547) contra el Imperio Azteca y Francisco Pizarro(1478-1541) contra el Imperio Inca y en cuanto a la cultura maya, aunque su época de esplendor hacia siglos que ya había pasado y lo que encontraron los españoles era apenas una sombra de lo que llegaron a ser, nos quedaron sus monumentales ciudades que poco a poco serían descubiertas entre las selvas que las ocultaron después de que fueran abandonadas por motivos que aún hoy desconocemos . Pero había otras culturas precolombinas , algunas desaparecidas hacía siglos y que sólo dejaron ruinas y enigmáticos restos arqueológicos, como la cultura olmeca, y también otras culturas antiguas habían logrado sobrevivir al paso del tiempo y a las conquistas de pueblos más poderosos, y entre esas culturas se encontraba el pueblo chachapoya, una cultura que sólo a partir del siglo XX comenzó a ser conocida con más profundidad y que es una de las más extrañas y originales entre las culturas precolombinas. O invito hoy a que me acompañéis para descubrirla junto a los hombres que en el pasado siglo siguieron sus huellas hasta las cumbres del Amazonas andino. ¿Quienes eran los chachapoyas? Este era el nombre que los españoles que acompañaban a Pizarro en la conquista del Imperio Inca dieron a un pueblo que habitaba una región que en la actualidad corresponde al Departamento del Amazonas en Perú, el valle de Utcabamba recorrido por el río del mismo nombre , afluente del río Marañón. El nombre de Utcabamba es una palabra quechua que significa "pampa de algodón" y era este un valle particularmente fértil donde se daba bien la yuca, el maíz, el arroz, la caña de azúcar y el plátano. En este valle se asentaron los chachapoyas, , un pueblo milenario pero que nacía como cultura hacia el siglo IX de nuestra era , y comenzaron a explotar el valle al tiempo que también iniciaron un proceso de erosión y destrucción del medio pues, como aún hacen hoy algunos de nuestros agricultores, cada año quemaban nuevas parcelas de tierra que arrebataban a la selva para cultivar en ellas hasta que la tierra, erosionada, dejaba de producir y se veían obligados a seguir quemando nuevas tierras. Mapa con la situación de la actual provincias de Chachapoyas dentro del Perú , una de las siete que forman parte del Departamento de Amazonas con capital en la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas y con un territorio que coincide en gran parte con el que gobernaron los chachapoyas durante , aproximadamente, los siglos VIII al XV, hasta que fueron conquistados por las tropas del inca Túpac Yupanqui hacia 1470. Un pueblo cuyo rasgo más sorprendente, además de la blancura de su piel y los tonos claros de sus cabellos y ojos, es el lugar donde construían sus ciudades , en la cima de las cumbres amazónicas peruanas a alturas de hasta tres mil metros (Imagen procedente de http://www.go2inkas.com ) Pero cuando llegaron los españoles los chachapoyas ya no vivían en los valles, tal vez porque los habían erosionado tanto que tuvieron que buscar otro lugar donde vivir o quizás tratando de hallar un sitio a salvo de ataques de otros pueblos. Ahora habitaban fortalezas construidas cerca de las cumbres a casi tres mil metros de altura. En realidad su nombre , chachapoyas, fue el nombre que les dieron los españoles derivados del que usaban los incas para designarlos, "Sachapuyas" que significa "los hombres de la niebla" o "los habitantes de las nubes" pues allí es donde estaban sus edificaciones, entre las nubes y los españoles que les conocieron dejaron testimonio de que nunca bajaban al llano y al valle del Utcabamba pues creían que una vez que atravesaran el manto de nubes que les protegía de la vista de intrusos sus casas próximas al cielo quedarían a merced de los demonios que , en sus creencias, habitaban las tierras bajas. Sin embargo, a pesar de hallarse en lugares tan inaccesibles, no lograron escapar de la dominación inca , pues hacia el 1470 los chachapoyas tuvieron que someterse al décimo gobernador inca, Tupac Yupanqui(hacia 1440-1493) , hijo y sucesor del considerado por algunos historiadores como el Alejandro Magno de los incas, Pachacútec(hacia 1400-1471), pues bajo su gobierno comenzó la gran expansión del Imperio Inca. Su hijo, Tupac Yupanqui, no iba a detener la política de conquistas iniciada por su padre, lo que le llevaría hacia el norte hasta las tierras del actual Ecuador, y también realizaría una importante labor de gobierno, realizando el primer censo general de las tierras dominadas por los incas, incrementó la red de caminos que conectaban los diferentes puntos del cada vez mayor imperio inca, difundió el culto al Sol , estableció los tributos a pagar por los pueblos conquistados, construyó nuevos templos y palacios y desarrolló incluso un nuevo calendario basado en el Sol. Sus súbditos le llamaban "el Resplandeciente" , pero no es su labor como gobernante lo que hoy nos interesa sino la campaña que dirigió hacia el norte del actual Perú , donde se encontraba, entre otros reinos, el de los Chachapoyas. La historiadora peruana Patricia Temoche(1971) nos cuenta en su obra "Breve Historia de los Incas", como los chachapoyas se vieron sorprendidos y derrotados por los incas de Tupac Yupanqui En este mapa se aprecia la expansión del territorio inca desde el siglo XII, cuando se establecen en la ciudad de Cuzco, hasta la máxima extensión en el siglo XVI cuando llega a su territorio los primeros españoles dirigidos por Francisco Pizarro. Dirigió una campaña militar al frente de unos cuarenta mil hombres con los que conquistaría una gran extensión de territorio que formaría una de las cuatro entidades territoriales en las que estaba dividido el Imperio Inca, el Chinchaysuyu o Provincia del Norte , que se sumaba al Continsuyu,Antisuyu y Collasuyu que juntas formaban el nombre en quechua del Imperio Inca, el Tahuantinsuyu o "las cuatro regiones". Entre los pueblos conquistados durante esa campaña estaban los Chachapoyas que se vieron sorprendidos por la capacidad militar inca, pues se sentían a salvo en sus ciudades en las cumbres Hay que decir que los chachapoyas se sentían tan seguros en sus poblaciones en las montañas que se permitieron rechazar las propuestas de alianza que les había hecho Túpac Yupanqui . Escribe Patricia Temoche "Así llegaron al territorio de los mágicos Chachapoyas, hombres guerreros y fuertes , respetados en los Andes del norte por su valentía y coraje. Su curaca (curaca es una palabra quechua para designar al jefe político de una comunidad, como un cacique) Chuqui Sota no aceptó los repetidos requerimientos de alianza. No podía creer que un ejército que llegase de tan lejos pudiera vencerlos" Pero Túpac Yupanqui había pensado la forma de vencer la resistencia de este pueblo hasta entonces inconquistable "La estrategia militar vino acompañada de una estrategia política, los incas rompieron las alianzas entre el curaca de Chachapoyas con los pueblos vecinos. Divide y vencerás. La historia popular cuenta que estamos frente a una de las acciones belicosas más sangrientas de la historia incaica" Finalmente la resistencia de los chachapoyas fue vendida y "Poblaciones enteras de Chachapoyas fueron dispersadas por todo el Tahuantinsuyu(voz quechua que significa "las cuatro regiones" haciendo referencia a las cuatro partes en que dividían el Imperio Inca). Se supo de grupos llegados hasta el altiplano andino" Pero a pesar de la derrota los incas no tenían por costumbre destruir los pueblos y culturas conquistados, sino que los asimilaban y obtenían tributos de ellos, y lo mismo sucedió con los chachapoyas y fue eso lo que permitió que los conocieran los españoles apenas sesenta años después de la campaña de conquista Túpac Yupanqui. Las primeras referencias escritas a su cultura se la debemos a cronistas como Pedro Cieza de León (1518-1554) que entre 1536 y 1541 había participado en la conquista y exploración del territorio de lo que hoy es Colombia, estando presente en las fundaciones de ciudades colombianas como Cartago o Antioquía . Después de permanecer durante unos años al frente de una encomienda que le había sido concedida , Cieza de León acompañó al sacerdote, político, diplomático y militar Pedro de la Gasca(1493-1567) que viajaba hacia Perú en representación del rey para ordenar aquel territorio sumido en enfrentamientos desde el asesinato de Francisco Pizarro en 1541. Sería en Perú donde Cieza de León iniciaría su actividad como cronista , describiendo lo que fue observando durante su recorrido por los antiguos dominios incas y que luego publicaría en 1553 en su "Crónica del Perú"

LA CONQUISTA DE LOS CHACHAPOYA

Hacia 1470, el ejército Inca, encabezados por Túpac Yupanqui inició la ruta de conquista de esta región. Entraron por la zona de Pías (Bolívar), Kuntur Marca, Cajamarquilla (Provincia de Bolívar), Papamarca hasta Raymipampa (Leymebamba) lugar donde festejaron la conquista de los Chachapoya. Los incas construyeron caminos, extendiendo el camino Inca desde Cochabamba hasta Levanto. En tiempos del Inca Huayna Capac (año 1500) se produjo una rebelión de magnitud. El Inca se encontraba en Cañaris en ruta a Quito. Sin embargo, con la finalidad de que la calma volviera a la región el Huayna Capac envió mensajeros a la zona. Esto no tuvo éxito pues los mensajeros fueron vapuleados y expulsados. Fue entonces que el Inca decidió hacerse cargo personalmente de este levantamiento y castigar severamente a los revoltosos. Los chachapoya comprendieron tarde que su destino era la muerte. Sin embargo, encontraron una esperanza para cambiar su suerte. Acudieron a pedir la ayuda de una mujer muy respetada del pueblo de Cajamarquilla. Esta noble dama había sido una de las concubinas de Túpac Yupanqui y era muy respeta en la región. Ella decidió interceder el perdón ante el Inca. Se dirigió con un grupo de mujeres dispuesta a evitar la destrucción de su pueblo. Con súplicas y llanto pidió a Huayna Capac que no derramara la sangre de sus hermanos, pues tenía hermanos de sangre, hijos de su padre Túpac Yupanqui. El Inca escuchó con atención las disculpas de esta matrona y en respeto a su padre decidió perdonar a los rebeldes.

Enigmático Reino Chachapoya

La Cultura Chachapoya se desarrolló entre los años 800 y 1,470 d.C., en la región nororiental del Perú, abarcando territorios que pertenecen al Bosque Seco Ecuatorial y la Selva Alta, en una extensión de casi 300 km de longitud y una altitud que varía entre los 900 y 4,300 msnm, con una rica variedad de microclimas debido a la influencia de los vientos que traen las lluvias desde la cuenca amazónica. Su límite norte fue la laguna Pomacochas, en el departamento de Amazonas, su límite sur fue la provincia de Pataz, en el departamento de La Libertad, por el este lo fue el río Huallaga, y por el oeste el río Marañón... < Ver Mapa > La Cultura Chachapoya es la máxima expresión de la civilización andino-amazónica de nuestro país. Sus pobladores lograron vivir en armonía con su entorno natural, conformado por especies de fauna como el oso de anteojos, mono choro de cola amarilla, maquisapa de montaña, majaz, puma, gato montés, gallito de las rocas, tapir de montaña, sajino, venado, taruca, llama, guanaco, alpaca, vicuña, pavas de monte, loros, mariposas y una gran variedad de picaflores como el colibrí maravilloso. Entre la flora destacan las bromelias, helechos, caña brava, musgos, líquenes, lianas, bejucos, plantas medicinales, árboles como el cedro, higuerón, ishpingo, aliso, quishuar, romerillo, ccolle, tara, palmeras, y diversidad de orquídeas como el zapatito rosado. La belleza paisajística del territorio Chachapoya es sobrecogedora, allí destacan las cataratas de Gocta, Yombillo y Chinata, y las lagunas de los Cóndores, Pomacochas, Pías, Huayabamba, entre otras. No obstante lo difícil de su territorio, caracterizado por sus valles estrechos, abundante vegetación, escasas tierras cultivables, inmensos farallones, montañas siempre cubiertas de neblina, suelos rocosos, ácidos y con insuficiente humus. Esta región es afectada por los deslizamientos propios de las cuencas de alta pendiente, debido a las lluvias casi permanentes en el lugar, que oscilan entre 2,000 y 4,000 mm al año, siendo la época de mayor precipitación entre setiembre y abril. El cronista Antonio de la Calancha describe el territorio como un lugar de "montañas muy ásperas donde siempre llueve, tierra montuosa, poblada de sabandijas, abundante de tigres i llena de árboles silvestres". Las dificultades geográficas del territorio impulsaron a los Chachapoya a desarrollar una actividad agrícola que les permitió convertirse en una sociedad sostenible y organizada. Implementaron un sistema de terrazas o andenerías, anterior a las de los Inca, con canales de irrigación y sistemas de drenaje, que permitieron el cultivo de papa, maíz, yuca, kiwicha, quinua, ajíes, tarwi, coca, mashua, arracacha, yacón y diversas frutas. Uno de los centros agrícolas más importantes del territorio Chachapoya fue Papamarca o "pueblo de la papa". También se dedicaron al pastoreo de llamas y alpacas y fueron diestros cazadores de animales de monte, como venados, tarucas, sajinos y otras especies. Cabe resaltar que para el establecimiento de centros urbanos los Chachapoya tomaron en cuenta las siguientes variables: buena visibilidad con lugares estratégicamente ubicados, y condiciones favorables para la agricultura, la cacería y la recolección de frutos. Los Chachapoya destacaron por ser eximios ingenieros y arquitectos, legándonos construcciones majestuosas como las de Kuélap, Gran Pajatén, Purunllacta, Gran Vilaya, Olán, Vira Vira, Macro, Ollape y otras. El Gran Pajatén, ubicado a 2,850 msnm en la provincia de Mariscal Cáceres, en el departamento de San Martín, forma parte del Parque Nacional del Río Abiseo y es uno de los lugares más representativos de esta cultura después de Kuélap. Este complejo, descubierto en 1964, está compuesto por 16 construcciones circulares a manera de torreones, que medían entre 1 y 15 m de diámetro, y cuyas paredes externas están decoradas con frisos que representan figuras humanas y de animales, habiéndose hallado en los aleros de las paredes curiosas tallas en madera conocidas como "los pinchudos", que representan hombres desnudos con las manos colocadas sobre su pecho. Otro arte Chachapoya que también tuvo un alto grado de desarrollo fue la escultura. Esculpieron la piedra con figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, crearon frisos decorativos, cabezas clavas, trabajos en mampostería, pisos de laja y diversos símbolos que hasta el día de hoy son un enigma. También fueron hábiles textileros que dominaron la tapicería, el bordado, el tejido pintado, y el arte de las plumas, usando para ello finas fibras de camélidos y de algodón, trabajados en telares de cintura con herramientas de costura como husos, agujas, etc. Sus prendas de vestir estaban finamente adornadas con dibujos de serpientes, aves, monos y felinos, donde predominaban los colores ocre, marrón, rojo, amarillo, negro y blanco, provenientes de árboles y plantas. Se han recuperado valiosas muestras de instrumentos musicales, como antaras, flautas y tambores, sin embargo es muy poco lo que se sabe de la música y danza de los Chachapoya, pero a partir de las evidencias encontradas y las tradiciones de los pueblos que hoy ocupan ese territorio, los investigadores están recuperando estas artes perdidas. Otra de sus manifestaciones artísticas se da a través de los mates pirograbados, con finos dibujos y diseños de hombres, serpientes, monos, aves, plantas, entre otros, que dan una visión panorámica de las costumbres y tradiciones de esa sociedad, a través de mitos y leyendas. Aunque su cerámica utilitaria no fue la mejor expresión de su arte, ésta era muy singular y rústica, hallándose cántaros, vasos y jarras envueltas con soguillas, quizá para evitar la pérdida de calor o como protección contra los golpes. No obstante lo rústico de su cerámica utilitaria, la de tipo funerario fue exquisita y bien lograda. Los resistentes sarcófagos sagrados o purunmachus eran las tumbas individuales de los personajes más ilustres de la cultura Chachapoya: curacas, guerreros, chamanes, etc. Los purunmachus fueron hechos con arcilla, madera y caña, sus tamaños variaron entre 1 y 3 m de alto, dependiendo del espacio donde iban a ser colocados, y fueron pintados con colores ocre, amarillo, rojo y blanco. Algunos purunmachus tuvieron máscaras mortuorias en la parte superior, otros en el centro y unos más pequeños no las tenían. La elevada espiritualidad de esta sociedad se manifestaba de manera muy ferviente rindiendo culto permanente a sus muertos, a quienes enterraban colectivamente en grandes mausoleos ubicados en las cornisas de inaccesibles montañas, tal es el caso de Karajía, Lamud, Revash y otros lugares. Allí los constructores hicieron uso de todas las proyecciones naturales de los acantilados, usando para ello postes de madera y tablones que se insertaban en salientes, o como caminos para llegar a los diferentes lugares. Llama la atención que la mayoría de estos centros funerarios, ubicados generalmente en zonas cercanas a los poblados, tuvieran las paredes pintadas con símbolos zoomorfos o antropomorfos de color ocre rojizo. La mayoría de los sitios funerarios han sido saqueados por los huaqueros locales. Cabe resaltar que tanto los purunmachus como los mausoleos estuvieron orientados hacia las pacarinas o lugares de origen, reverenciando a sus ancestros y protegiendo a sus descendientes, quienes periódicamente visitaban las tumbas de sus muertos y eventualmente renovaban sus fardos. Lugares como Lamud, Karajía, Revash, La Petaca y la Laguna de los Cóndores, aún reflejan el respeto que los antiguos Chachapoya tuvieron por la vida en el más allá. En épocas recientes, a pesar de las inclemencias climáticas y del saqueo por parte del hombre, se han podido recuperar 200 momias en la Laguna de los Cóndores, que hoy se conservan de manera notable en el Museo de Leymebamba, hecho que permitirá reconstruir parte de la historia aún oculta de esta sociedad de temibles guerreros, místicos chamanes y artistas sin par, que nos sorprenden hasta el día de hoy, más de 1,200 años después.

kuelap y la cultura chachapoyas

En la cima de una montaña abrupta y de laderas empinadas, en medio del enmarañado bosque húmedo montano a 3,000 m de altura, y dominando la cuenca del río Utcubamba, se encuentra el que fuera el centro urbano más importante de la cultura Chachapoya: la Fortaleza de Kuélap, ubicada en lo alto del cerro La Barreta, en el distrito de Tingo, provincia de Luya, departamento de Amazonas, en el nororiente del Perú. En 1843, el entonces Juez de Chachapoyas Crisóstomo Nieto, organizó una expedición en busca de la Fortaleza de Kuélap, debido a insistentes rumores que indicaban la presencia de una gran ciudadela de piedra en lo alto de una montaña. Tras varios días de intenso viaje a través de la espesa selva que cubría por completo el lugar, llegó al sitio y descubrió la ciclópea edificación, que fue construida hacia el año 800 d.C. La Fortaleza de Kuélap tiene una superficie de 6 ha y en su interior hay 420 construcciones, casi todas circulares, así como templos y otros recintos que se presume fueron habitados desde el año 800 d.C. por los Chacha, quienes conjuntamente con otras etnias como los Luya, Chillao, Paclla y Chilchos, poblaron el territorio Chachapoya, hasta que en 1470, luego de sangrientos combates, fueron invadidos por los Inca, quienes tomaron por la fuerza el lugar y probablemente lo incendiaron. Esta Fortaleza destaca por estar rodeada de una gigantesca muralla de hasta 20 m de alto, 580 m de largo, y 110 m de lado, que fue construida con cientos de miles de enormes bloques de piedra caliza con argamasa de arcilla amarilla, que en algunos casos pesaban hasta 3 toneladas, calculándose que el peso total de los bloques empleados en la muralla haya sido de 10,000 toneladas. Dentro del muro perimétrico se han encontrado más de 100 entierros humanos, que habrían sido exhumados de otros sitios y enterrados por segunda vez en el inmenso muro. Es presumible que los restos hayan pertenecido a los mejores guerreros Chachapoya de antaño, cuyos espíritus combativos daban protección a los pobladores del lugar, quienes vivían en permanente alerta por su seguridad. La Fortaleza tiene singulares características: se orienta de norte a sur, su forma es alargada, sus muros siguen la sinuosidad del suelo donde se asientan y son redondeados, nunca rectos, y su ubicación estratégica en la cresta de una montaña con alta pendiente permitió un efectivo control ante posibles enemigos, facilitando además el drenaje del agua producida por las intensas precipitaciones en la región, que como consecuencia afectan las partes más bajas del territorio con inundaciones y deslizamientos. La ciudadela de Kuélap es una importante muestra de la arquitectura preincaica, con marcada influencia andino-amazónica, exhibiendo en su construcción diversas representaciones de tipo zoomorfo, antropomorfo y geométrico, con aleros, pisos de laja, mampostería, hornacinas, terrazas, sistemas de ventilación y drenaje, frisos decorativos y piedras talladas. La Fortaleza era inexpugnable y su ingreso sólo era posible a través de tres entradas, dos de ellas ubicadas en el lado este y una hacia el flanco oeste. Para poder entrar a la Fortaleza era necesario atravesar unos inmensos corredores amurallados de hasta 60 m de largo, que se estrechan en su parte final permitiendo el paso de sólo una persona a la vez, facilitando que un pequeño grupos de defensores pudiera haber contenido una fuerza enemiga mucho más grande. Kuélap estuvo conformada por los sectores conocidos hoy como Pueblo Bajo, que se extiende en toda la superficie de la Fortaleza, y Pueblo Alto, que se sitúa hacia el lado norte pero en un nivel superior, el cual también está rodeado por un muro perimétrico de más de 10 m de alto que se ha conservado en magnífico estado. En ambos sectores destacan interesantes construcciones como El Tintero, el Torreón Defensivo, El Castillo y las viviendas. El Tintero se ubica en el lado sur de la Fortaleza y es una estructura de forma cónica truncada e invertida, con un diámetro superior de 15 m y una altura de 5.5 m. En uno de los bloques de piedra de esta construcción, se halló un pequeño rostro humano grabado en alto relieve, y se sabe que el antropólogo y arqueólogo suizo-americano Adolph Bandelier ya había registrado, en 1893, otro rostro grabado que parece haber desaparecido del lugar. En un patio ubicado frente a El Tintero se han encontrado restos de maíz cocido, ceniza, tierra quemada, vajilla, y huesos de camélidos, venados y cuyes, haciendo presumir que este lugar cumplía un importante rol ceremonial, ritual o festivo. Se le atribuye a esta edificación el haber cumplido funciones astronómicas, marcando el cenit del sol y el inicio de la estación lluviosa para la siembra del maíz. El Torreón Defensivo se sitúa en la zona norte de la Fortaleza, ha sido erigido sobre una terraza amurallada y posee una forma similar a la letra "D", debido a la curvatura de sus esquinas en el lado este. Sus paredes pétreas tienen 7 m de alto y en su interior los investigadores hallaron aproximadamente 2,500 proyectiles para hondas, restos de cerámica, huesos de ciervos y cuyes, vestigios de carbón y pedazos de hachas de piedra, que denotan el estado de alerta en que vivían los habitantes de la Fortaleza. El Castillo es la edificación más grande en el Pueblo Alto y mide 27 m de largo por 9 m de ancho, por lo que se presume que pudo haber sido un edificio público o una construcción ceremonial de gran importancia. Delante de él se erige un altar compuesto por 3 plataformas superpuestas, de 1.80 m, 1.20 m y 70 cm, respectivamente, con un eje común que las alinea en perfecta simetría. De las 420 estructuras que se han encontrado en Kuélap sólo 5 son rectangulares o cuadrangulares, todas las demás son circulares y fueron viviendas. Éstas estaban distribuidas en corredores o "calles", y sus entradas miraban hacia las principales plazas y templos, denotando una planificación en su diseño y construcción. Hay que tomar en cuenta que al no poseer ventanas, la función orientadora de la vivienda recayó en las puertas. Las viviendas circulares permitían el máximo aprovechamiento del espacio y estaban reservadas exclusivamente para los grupos de la élite Chachapoya que vivían en la ciudadela, guerreros, chamanes, gobernantes, autoridades y otros personajes. La disposición del centro urbano de Kuélap era sui generis y armonizaba diferentes elementos como plazas, patios, terrazas, recintos ceremoniales, templos, torreones y viviendas en un espacio reducido delimitado por una gigantesca muralla. Las viviendas medían entre 4 y 12 m de diámetro, estandarizándose entre 7 y 9 m. Sus paredes alcanzaban los 4 m de alto y el techo fue elaborado con paja y soportes de madera, presentando en su cúspide una piedra laja y un ágave encima de ella para evitar que algunas aves carroñeras se posaran allí. Algunos cálculos del arqueólogo Alfredo Narvaez indican que el techo tuvo una altura de hasta 11.60 m y una pendiente de 40º, para permitir el escurrimiento del agua de lluvias. Cada vivienda habría tenido las dimensiones de un edificio actual de 6 pisos de alto. Los cimientos de las viviendas eran de piedra caliza, y los aleros que los protegían de las lluvias eran de laja. En el interior de las viviendas habían hornacinas o pequeños nichos cuadrados donde se guardaban algunas pertenencias o se colocaban ídolos. Los pisos eran empedrados y tenían depósitos subterráneos que quizá hayan servido como tumba a la muerte de sus habitantes. Los muros de las viviendas fueron construidos íntegramente en piedra y poseían llamativos frisos decorados con diseños de serpientes, felinos, aves y figuras geométricas en forma de rombos y zigzag. En algunas casas se han encontrado cabezas clavas con figuras zoomorfas y antropomorfas, que representaban a las principales deidades, sin embargo muchas de ellas han desaparecido. También se han hallado viviendas ampliadas superpuestas y algunas de dos pisos, que pueden haber sido habitadas por familias más numerosas. No se descarta que el espacio formado por el cono del techo haya sido usado como parte de la vivienda. Las viviendas no contaban con ventanas, debido al frío del lugar, por ello los ductos de ventilación estaban a nivel del suelo, tal como está demostrado por los investigadores. Las viviendas también contaban con drenes para el desagüe de las cocinas, batanes de piedra, fogones para cocinar, banquetas de piedra o camas para dormir, y en algunos casos decoraciones con cuernos de venado. Es probable que las paredes hayan sido enlucidas y pintadas con llamativos colores, tanto interna como externamente, de acuerdo con algunos vestigios encontrados. Las puertas de acceso medían hasta 1.80 m de alto y algunas viviendas contaban con escalones descendentes hacia su interior. Basta imaginar una ciudadela que podía ser vista a kilómetros de distancia, rodeada por una inexpugnable muralla en la cumbre de una montaña escarpada, y con más de 400 viviendas asomándose por encima de sus muros, para tener una idea cabal de lo imponente, majestuoso y amedrentador que debió haber sido ese lugar, siempre resguardado por fieros y valientes guerreros. El entorno natural de Kuélap, compuesto por árboles salpicados de orquídeas, bromelias, hermosas flores, líquenes y musgos, viene siendo impactado dramáticamente debido a la erosión del suelo y la destrucción del bosque causado por actividades humanas como la agricultura migratoria, hecho que también afecta a las diversas especies de fauna silvestre, como osos, pumas, venados, pavas de monte, picaflores y otras aves, que cada vez son más escasas en el Bosque Húmedo Montano. Kuelap fue un maravilloso centro urbano protegido por una gran muralla que albergó en su mejor momento a más de 3,000 personas, las mismas que fueron abastecidas en sus necesidades por los campesinos de las zonas aledañas. La majestuosa presencia de esta Fortaleza es inigualable en los andes-amazónicos. Allí, en la cima de la montaña, todavía se esconden parte de sus misterios.
Los “purunmachos”, como les dicen los lugarteños de Amazonas, o los mejor conocidos “Sarcófagos de Karajía” fueron expuestos al mundo en 1984 gracias a las investigaciones del arqueólogo Federico Kauffmann, causando de inmediato gran expectativa en el mundo arqueológico. Estas singulares muestras de los rituales mortuorios de la cultura Chachapoyas fueron elaboradas alrededor de los años 1000 a 1300 d.C. Sarcófagos de Karajía Su ubicación es estratégica: están colocados en los filos de un farallón de roca calcácea, como si los hubieran dejado ahí para que vigilaran el desarrollo de la vida (porque encaran el abismo) desde las cumbres de la muerte. En realidad, parece que los Chachapoyas dejaron ahí a sus grandes señores (es comprobado que estos sarcófagos pertenecían a grandes señores) para evitar que en años posteriores pudieran saquear sus sarcófagos. Sin embargo, este intento resultó fallido porque, cuando Kauffmann los encontró, ya algunos habían sido profanados. Los sarcófagos son elaboradas esculturas que miden más de dos metros de alto y constan de cabeza y busto, formando una compacta cápsula funeraria de barro enlutado. Las cabezas están decoradas con un cráneo trofeo, los rostros son planos y anchos, y el resto del cuerpo está diseñando con motivos geométricos. Hasta ahora se están buscando explicaciones de por qué los antiguos Chachapoyas colocaban los sarcófagos en grupos de 4 a 8 ejemplares. En la actualidad, la presidencia de la Región Amazonas está implementando mejoras para el desarrollo turístico de este invaluable recurso, por lo que se espera que en el 2008 la difusión y la implementación de mejoras en la infraestructura turística reditúen en un beneficio directo a las comunidades ubicadas a los contornos del importante atractivo. La cultura Chachapoyas Pueblo de muerto Esta cultura amazónica inició el camino a su florecimiento durante el siglo I de nuestra era, y sus mejores construcciones las realizó entre los siglos IX y XV d.C. Su sometimiento a los incas fue un verdadero reto para las cusqueños, quienes, luego de interminables y sangrientos enfrentamientos, los vencen en 1475, bajo el imperio de Túpac Yupanqui. Sin embargo, los Chachapoyas no se rindieron. Constantemente se sublevaron, e incluso se negaron a participar de la rebelión de Manco Inca en 1536. Sobre las dotes de sus hombres, tuvieron artistas, orfebres y tejedores muy diestros, pero sobre todo tuvieron grandes arquitectos que construyeron grandes edificaciones, como Kuélap, en la boca de la entrada al Marañón, o como otras obras hechas en lugares de difícil acceso. Por lo general los hacían en lugares altos, desde donde podían dominar el panorama; en la actualidad, los restos de sus construcciones se encuentran distribuidas en el valle del río Utcubamba.

momias de chachapoyas

LA CULTURA CHACHAPOYAS En el año 1535 los primeros españoles llegaron al territorio de los Chachapoyas, una enorme región situada entre los ríos Huallaga y Marañón, ubicada entre 2,000 y 3,000 mts. de altura y cubierta permanentemente por nubes. Desde el siglo IX, la zona estaba poblada por una importante cultura, hasta que fue invadida por los incas en el siglo XV, e incorporada al imperio Incaico durante los tiempos de Túpac Inca Yupanqui. El pueblo Chachapoyas o Sachapcollas (pobladores de zonas boscosas) estaba integrado por diversos grupos étnicos afines, que se desplazaban por el territorio que se extiende de Norte a Sur (unos 300 km.), desde el Marañón en la zona de Bagua y por el Sur hasta la cuenca del Abiseo. Algunas hipótesis aseguran que los Chachapoyas descendían de inmigrantes cordilleranos culturalmente andinos, que modificaron su cultura ancestral en el nuevo medio, tomando algunas tradiciones de los pobladores de origen amazónico. Transformaron el paisaje selvático en yermo a medida que iban depredando los bosques, y como resultado de las quemas anuales a las que sometían sus tierras. ORGANIZACION POLITICO Y SOCIAL DE LOS CHACHAPOYAS La unidad de organización social estaba constituida por grandes provincias controladas cada una por un poderoso cacique y totalmente independientes entre sí. Eran pequeños reinos o señoríos asentados principalmente a orillas del río Utcubamba. Todos tenían el mismo idioma, las mismas costumbres y formas de cultivar y, muy ocasionalmente, se juntaban para algunas ceremonias religiosas o para defenderse del ataque de un pueblo enemigo, siempre manteniendo su autonomía. Según las crónicas relatadas por Pedro Cieza de León, los Chachapoyas eran los más blancos y agraciados de todos los habitantes del Perú. Vestían ropas de lana y llevaban en sus cabezas unos “llautos” como señal de su origen. Después de su anexión al Incario adoptaron las costumbres impuestas por los cusqueños. La organización social estaba basada en la producción doméstica y en la subsistencia agrícola con facilidades de almacenamiento. Dentro de la región de Chachapoyas, desarrollaron el intercambio de alimentos (como la sal) y servicios, basado en las relaciones sociales donde se unen las poblaciones en una red de trabajo. ARQUITECTURA Y CERAMICA CHACHAPOYAS La zona central del desarrollo de la cultura Chachapoyas fue la cuenca del Utcubamba. Allí podemos encontrar los conjuntos arquitectónicos de Olán, Yalapé, Purunllacta o "Monte Peruvia", Congón (rebautizado como Gran Vilaya), Vira Vira, Pajatén y otros. Pero Kuélap es, sin duda, el monumento más grandioso, de casi 600 metros de largo y muros que alcanzan 20 metros de alto. Las construcciones habitacionales y monumentales son circulares con bases altas, cornisas de piedras grandes y piedras planas sobresaliendo sobre la superficie de las bases. Poseen rampas inclinadas o escaleras, dirigidas hacia la entrada. Los Chachapoyas desarrollaron un lenguaje simbólico común con motivos geométricos en forma de triángulos, rombos, serpenteadas y ornamentos cuadrados, que aparecen en los frisos de piedra de las viviendas circulares. Estos símbolos tuvieron un valor étnico y social, y sirvió para demostrar la fuerza de identidad local, mantenida a través del período Inca. También la arquitectura funeraria caracteriza a la cultura Chachapoyas e incluye dos tipos de sepulturas: el sarcófago y el mausoleo. El sarcófago es una evolución del fardo funerario que se expresa en espacios cordilleranos y costeños de los tiempos Tiahuanaco-Huari. Fuente: http://www.tudiscovery.com/mochica_chacha/cultura_cha/index.shtml
UBICACION Su centro principal está situado en la cuenca del Utcubamba, en la Selva Alta, por lo que su población se desplazaba a más de dos mil metros de altitud. En Utcubamba se encuentran restos arqueológicos importantes dispersos en un área de 200 km.de norte a sur. El territorio Chachapoyas era extenso, ya que comprendía el espacio conformado por la confluencia de los ríos Marañón y Utcubamba, hasta la cuenca del río Abiseo. Esta área se caracteriza por estar densamente cubierta de vegetación, y por estar a más de dos mil metros sobre el nivel del mar. Su extensión geográfica tuvo como límites: por el norte, Bagua; por el oeste, el río Marañón; por el este, el río Huallaga; y por el sur, el río Abiseo.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Breve Reseña Histórica En el siglo XIII d.C. se desarrolló en la región la cultura Chachapoyas, cuya más importante manifestación es la fortaleza de Kuélap. Si bien existen evidencias de que hubo presencia humana desde 7000 años a.C. el legado más rico y

representativo de la zona lo constituyen las construcciones circulares y las paredes decoradas con frisos romboidales y en forma de zigzag. Estos pobladores anteriormente rendían culto a los muertos, prueba de ello son las momias de la Laguna de los Cóndores y los sarcófagos de karajía que se encuentran

enclavados en los acantilados. La leyenda cuenta que los Chachapoyas opusieron una tenaz resistencia frente a la expansión inca, pero finalmente fueron derrotados por Túpac Yupanqui. Fundación de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas Alvarado y sus compañeros

partieron con dirección a la Jalca. Este lugar fue adecuado para la fundación de la ciudad, siguiendo las instrucciones contenidas en la provisión del 28 de julio de 1538, expedida por Don Francisco Pizarro. El 5 de septiembre de 1538, Alonso de Alvarado fundó la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas. El 27 de Agosto de 1544 se gestionó el traslado al lugar que ocupa actualmente esta ciudad cuya topografía es menos accidentada y el clima más benigno y desde entonces se convirtió en lugar muy importante para la región y un punto de ingreso a la selva.

jueves, 27 de septiembre de 2012

En la cima de una montaña abrupta y de laderas empinadas, en medio del enmarañado bosque húmedo montano a 3,000 m de altura, y dominando la cuenca del río

Utcubamba, se encuentra el que fuera el centro urbano más importante de la cultura Chachapoya: la Fortaleza de Kuélap, ubicada en lo alto del cerro La Barreta, en el distrito de Tingo, provincia de Luya, departamento de Amazonas, en el nororiente del Perú.


 En 1843, el entonces Juez de Chachapoyas Crisóstomo Nieto, organizó una expedición en busca de la Fortaleza de Kuélap, debido a insistentes rumores que indicaban la presencia de una gran ciudadela de piedra en lo alto de una montaña. Tras varios días de intenso viaje a través de la espesa selva que cubría por completo el lugar, llegó al sitio y descubrió la ciclópea edificación, que fue construida hacia el año 800 d.C. La Fortaleza de Kuélap tiene una superficie de 6 ha y en su interior hay 420 construcciones, casi todas circulares, así como templos y otros recintos que se presume fueron habitados desde el año 800 d.C.

 por los Chacha, quienes conjuntamente con otras etnias como los Luya, Chillao, Paclla y Chilchos, poblaron el territorio Chachapoya, hasta que en 1470, luego de sangrientos combates, fueron invadidos por los Inca, quienes tomaron por la fuerza el lugar y probablemente lo incendiaron. Esta Fortaleza destaca por estar rodeada de una gigantesca muralla de hasta 20 m de alto, 580 m de largo, y 110 m de lado, que fue construida con cientos de miles de enormes bloques de piedra caliza con argamasa de arcilla amarilla, que en algunos casos pesaban hasta 3 toneladas, calculándose que el peso total de los bloques empleados en la

muralla haya sido de 10,000 toneladas. Dentro del muro perimétrico se han encontrado más de 100 entierros humanos, que habrían sido exhumados de otros sitios y enterrados por segunda vez en el inmenso muro. Es presumible que los restos hayan pertenecido a los mejores guerreros Chachapoya de antaño, cuyos espíritus combativos daban protección a los pobladores del lugar, quienes vivían en permanente alerta por su seguridad. La Fortaleza tiene singulares características: se orienta de norte a sur, su forma es alargada, sus muros siguen la sinuosidad del suelo donde se asientan y son redondeados, nunca rectos, y su ubicación estratégica en la cresta de una montaña con alta pendiente permitió un efectivo control ante


posibles enemigos, facilitando además el drenaje del agua producida por las intensas precipitaciones en la región, que como consecuencia afectan las partes más bajas del territorio con inundaciones y deslizamientos. La ciudadela de Kuélap es una importante muestra de la arquitectura preincaica, con marcada influencia andino-amazónica, exhibiendo en su construcción diversas representaciones de tipo zoomorfo, antropomorfo y geométrico, con aleros, pisos de laja, mampostería, hornacinas, terrazas, sistemas de ventilación y drenaje, frisos decorativos y piedras talladas. La Fortaleza era inexpugnable y su ingreso sólo era posible a través de tres entradas, dos de ellas ubicadas en el lado este y una hacia el flanco oeste. Para poder entrar a la Fortaleza era necesario atravesar unos inmensos corredores amurallados de hasta 60 m de


largo, que se estrechan en su parte final permitiendo el paso de sólo una persona a la vez, facilitando que un pequeño grupos de defensores pudiera haber contenido una fuerza enemiga mucho más grande. Kuélap estuvo conformada por los sectores conocidos hoy como Pueblo Bajo, que se extiende en toda la superficie de la Fortaleza, y Pueblo Alto, que se sitúa hacia el lado norte pero en un nivel superior, el cual también está rodeado por un muro perimétrico de más de 10 m de alto que se ha conservado en magnífico estado. En ambos sectores destacan interesantes construcciones como El Tintero, el Torreón Defensivo, El Castillo y las viviendas. El Tintero se ubica en el lado sur de la Fortaleza y es una estructura de forma cónica truncada e invertida, con un diámetro superior de 15 m y una altura de 5.5 m. En uno de los bloques de piedra de

esta construcción, se halló un pequeño rostro humano grabado en alto relieve, y se sabe que el antropólogo y arqueólogo suizo-americano Adolph Bandelier ya había registrado, en 1893, otro rostro grabado que parece haber desaparecido del lugar. En un patio ubicado frente a El Tintero se han encontrado restos de maíz cocido, ceniza, tierra quemada, vajilla, y huesos de camélidos, venados y cuyes, haciendo presumir que este lugar cumplía un importante rol ceremonial, ritual o festivo. Se le atribuye a esta edificación el haber cumplido funciones astronómicas, marcando el cenit del sol y el inicio de la estación lluviosa para la siembra del maíz. El Torreón Defensivo se sitúa en la zona norte de la Fortaleza, ha sido erigido sobre una terraza


amurallada y posee una forma similar a la letra "D", debido a la curvatura de sus esquinas en el lado este. Sus paredes pétreas tienen 7 m de alto y en su interior los investigadores hallaron aproximadamente 2,500 proyectiles para hondas, restos de cerámica, huesos de ciervos y cuyes, vestigios de carbón y pedazos de hachas de piedra, que denotan el estado de alerta en que vivían los habitantes de la Fortaleza. El Castillo es la edificación más grande en el Pueblo Alto y mide 27 m de largo por 9 m de ancho, por lo que se presume que pudo haber sido un edificio público o una construcción ceremonial de gran importancia. Delante de él se erige un altar compuesto por 3 plataformas superpuestas, de 1.80 m, 1.20 m y 70 cm, respectivamente, con un eje común que las alinea en perfecta simetría. De las 420 estructuras que se han encontrado en Kuélap


sólo 5 son rectangulares o cuadrangulares, todas las demás son circulares y fueron viviendas. Éstas estaban distribuidas en corredores o "calles", y sus entradas miraban hacia las principales plazas y templos, denotando una planificación en su diseño y construcción. Hay que tomar en cuenta que al no poseer ventanas, la función orientadora de la vivienda recayó en las puertas. Las viviendas circulares permitían el máximo aprovechamiento del espacio y estaban reservadas exclusivamente para los grupos de la élite Chachapoya que vivían en la ciudadela, guerreros, chamanes, gobernantes, autoridades y otros personajes.


 La disposición del centro urbano de Kuélap era sui generis y armonizaba diferentes elementos como plazas, patios, terrazas, recintos ceremoniales, templos, torreones y viviendas en un espacio reducido delimitado por una gigantesca muralla. Las viviendas medían entre 4 y 12 m de diámetro, estandarizándose entre 7 y 9 m. Sus paredes alcanzaban los 4 m de alto y el techo fue elaborado con paja y soportes de madera, presentando en su cúspide una piedra laja y un ágave encima de ella para evitar que algunas aves carroñeras se posaran allí. Algunos cálculos del arqueólogo Alfredo Narvaez indican que el techo tuvo una altura de


hasta 11.60 m y una pendiente de 40º, para permitir el escurrimiento del agua de lluvias. Cada vivienda habría tenido las dimensiones de un edificio actual de 6 pisos de alto. Los cimientos de las viviendas eran de piedra caliza, y los aleros que los protegían de las lluvias eran de laja. En el interior de las viviendas habían hornacinas o pequeños nichos cuadrados donde se guardaban algunas pertenencias o se colocaban ídolos. Los pisos eran empedrados y tenían depósitos subterráneos que quizá hayan servido como tumba a la muerte de sus habitantes. Los muros de las viviendas fueron construidos íntegramente en piedra y poseían llamativos frisos decorados con diseños de serpientes, felinos, aves y figuras geométricas en forma de


rombos y zigzag. En algunas casas se han encontrado cabezas clavas con figuras zoomorfas y antropomorfas, que representaban a las principales deidades, sin embargo muchas de ellas han desaparecido. También se han hallado viviendas ampliadas superpuestas y algunas de dos pisos, que pueden haber sido habitadas por familias más numerosas. No se descarta que el espacio formado por el cono del techo haya sido usado como parte de la vivienda. Las viviendas no contaban con ventanas, debido al frío del lugar, por ello los ductos de ventilación estaban a nivel del suelo, tal como está demostrado por los investigadores. Las viviendas también contaban con drenes para el desagüe de las cocinas, batanes de piedra, fogones para cocinar, banquetas de piedra o camas para dormir, y en algunos casos decoraciones


con cuernos de venado. Es probable que las paredes hayan sido enlucidas y pintadas con llamativos colores, tanto interna como externamente, de acuerdo con algunos vestigios encontrados. Las puertas de acceso medían hasta 1.80 m de alto y algunas viviendas contaban con escalones descendentes hacia su interior. Basta imaginar una ciudadela que podía ser vista a kilómetros de distancia, rodeada por una inexpugnable muralla en la cumbre de una montaña escarpada, y con más de 400 viviendas asomándose por encima de sus muros, para tener una idea cabal de lo imponente, majestuoso y amedrentador que debió haber sido ese lugar, siempre resguardado por fieros y valientes guerreros. El entorno natural de Kuélap, compuesto por árboles salpicados de orquídeas, bromelias, hermosas flores, líquenes y musgos, viene siendo impactado


dramáticamente debido a la erosión del suelo y la destrucción del bosque causado por actividades humanas como la agricultura migratoria, hecho que también afecta a las diversas especies de fauna silvestre, como osos, pumas, venados, pavas de monte, picaflores y otras aves, que cada vez son más escasas en el Bosque Húmedo Montano. Kuelap fue un maravilloso centro urbano protegido por una gran muralla que albergó en su mejor momento a más de 3,000 personas, las mismas que fueron abastecidas en sus necesidades por los campesinos de las zonas aledañas. La majestuosa presencia de esta Fortaleza es inigualable en los andes-amazónicos. Allí, en la cima de la montaña, todavía se esconden parte de sus misterios. Enigmático Reino


Chachapoya La Cultura Chachapoya se desarrolló entre los años 800 y 1,470 d.C., en la región nororiental del Perú, abarcando territorios que pertenecen al Bosque Seco Ecuatorial y la Selva Alta, en una extensión de casi 300 km de longitud y una altitud que varía entre los 900 y 4,300 msnm, con una rica variedad de microclimas debido a la influencia de los vientos que traen las lluvias desde la cuenca amazónica. Su límite norte fue la laguna Pomacochas, en el departamento de Amazonas, su límite sur fue la provincia de Pataz, en el departamento de La Libertad, por el este lo fue el río Huallaga, y por el oeste el río Marañón... < Ver


Mapa > La Cultura Chachapoya es la máxima expresión de la civilización andino-amazónica de nuestro país. Sus pobladores lograron vivir en armonía con su entorno natural, conformado por especies de fauna como el oso de anteojos, mono choro de cola amarilla, maquisapa de montaña, majaz, puma, gato montés, gallito de las rocas, tapir de montaña, sajino, venado, taruca, llama, guanaco, alpaca, vicuña, pavas de monte, loros, mariposas y una gran variedad de picaflores como el colibrí maravilloso. Entre la flora destacan las bromelias, helechos, caña brava, musgos, líquenes, lianas, bejucos, plantas medicinales, árboles como el cedro, higuerón, ishpingo, aliso, quishuar, romerillo, ccolle, tara, palmeras, y diversidad de orquídeas como el zapatito rosado. La belleza paisajística del territorio Chachapoya es sobrecogedora, allí destacan las cataratas de Gocta, Yombillo y Chinata, y las lagunas de los Cóndores, Pomacochas, Pías, Huayabamba, entre otras. No obstante lo difícil de su territorio, caracterizado por sus valles estrechos, abundante vegetación, escasas tierras cultivables, inmensos farallones, montañas siempre cubiertas de neblina, suelos rocosos, ácidos y con insuficiente humus. Esta región es afectada por los deslizamientos propios de las cuencas de alta pendiente, debido a las lluvias casi permanentes en el lugar, que oscilan entre 2,000 y 4,000 mm al año, siendo la época de mayor precipitación entre setiembre y abril. El cronista Antonio de la


Calancha describe el territorio como un lugar de "montañas muy ásperas donde siempre llueve, tierra montuosa, poblada de sabandijas, abundante de tigres i llena de árboles silvestres". Las dificultades geográficas del territorio impulsaron a los Chachapoya a desarrollar una actividad agrícola que les permitió convertirse en una sociedad sostenible y organizada. Implementaron un sistema de terrazas o andenerías, anterior a las de los Inca, con canales de irrigación y sistemas de drenaje, que permitieron el cultivo de papa, maíz, yuca, kiwicha, quinua, ajíes, tarwi, coca, mashua, arracacha, yacón y diversas frutas. Uno de los centros agrícolas más importantes del territorio Chachapoya fue Papamarca o "pueblo de la papa". También se dedicaron al pastoreo de llamas y alpacas y fueron diestros cazadores de animales de monte, como


venados, tarucas, sajinos y otras especies. Cabe resaltar que para el establecimiento de centros urbanos los Chachapoya tomaron en cuenta las siguientes variables: buena visibilidad con lugares estratégicamente ubicados, y condiciones favorables para la agricultura, la cacería y la recolección de frutos. Los Chachapoya destacaron por ser eximios ingenieros y arquitectos, legándonos construcciones majestuosas como las de Kuélap, Gran Pajatén, Purunllacta, Gran Vilaya, Olán, Vira Vira, Macro, Ollape y otras. El Gran Pajatén, ubicado a 2,850 msnm en la provincia de Mariscal Cáceres, en el departamento de San Martín, forma parte del Parque Nacional del Río Abiseo y es uno de los lugares más representativos de esta cultura después de



 Kuélap. Este complejo, descubierto en 1964, está compuesto por 16 construcciones circulares a manera de torreones, que medían entre 1 y 15 m de diámetro, y cuyas paredes externas están decoradas con frisos que representan figuras humanas y de animales, habiéndose hallado en los aleros de las paredes curiosas tallas en madera conocidas como "los pinchudos", que representan hombres desnudos con las manos colocadas sobre su pecho. Otro arte Chachapoya que también tuvo un alto grado de desarrollo fue la escultura.


 Esculpieron la piedra con figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, crearon frisos decorativos, cabezas clavas, trabajos en mampostería, pisos de laja y diversos símbolos que hasta el día de hoy son un enigma. También fueron hábiles textileros que dominaron la tapicería, el bordado, el tejido pintado, y el arte de las plumas, usando para ello finas fibras de camélidos y de algodón, trabajados en telares de cintura con herramientas de costura como husos, agujas, etc. Sus prendas de vestir estaban finamente adornadas con dibujos de serpientes, aves, monos y felinos, donde predominaban los colores ocre, marrón, rojo, amarillo, negro y blanco, provenientes de árboles y plantas. Se han recuperado valiosas muestras de instrumentos


musicales, como antaras, flautas y tambores, sin embargo es muy poco lo que se sabe de la música y danza de los Chachapoya, pero a partir de las evidencias encontradas y las tradiciones de los pueblos que hoy ocupan ese territorio, los investigadores están recuperando estas artes perdidas. Otra de sus manifestaciones artísticas se da a través de los mates pirograbados, con finos dibujos y diseños de hombres, serpientes, monos, aves, plantas, entre otros, que dan una visión panorámica de las costumbres y tradiciones de esa sociedad, a través de mitos y leyendas. Aunque su cerámica utilitaria no fue la mejor expresión de su arte,


ésta era muy singular y rústica, hallándose cántaros, vasos y jarras envueltas con soguillas, quizá para evitar la pérdida de calor o como protección contra los golpes. No obstante lo rústico de su cerámica utilitaria, la de tipo funerario fue exquisita y bien lograda. Los resistentes sarcófagos sagrados o purunmachus eran las tumbas individuales de los personajes más ilustres de la cultura Chachapoya: curacas, guerreros, chamanes, etc. Los purunmachus fueron hechos con arcilla, madera y caña, sus tamaños variaron entre 1 y 3 m de alto,


dependiendo del espacio donde iban a ser colocados, y fueron pintados con colores ocre, amarillo, rojo y blanco. Algunos purunmachus tuvieron máscaras mortuorias en la parte superior, otros en el centro y unos más pequeños no las tenían. La elevada espiritualidad de esta sociedad se manifestaba de manera muy ferviente rindiendo culto permanente a sus muertos, a quienes enterraban colectivamente en grandes


mausoleos ubicados en las cornisas de inaccesibles montañas, tal es el caso de Karajía, Lamud, Revash y otros lugares. Allí los constructores hicieron uso de todas las proyecciones naturales de los acantilados, usando para ello postes de madera y tablones que se insertaban en salientes, o como caminos para llegar a los diferentes lugares. Llama la atención que la mayoría de estos centros funerarios, ubicados generalmente en zonas cercanas a los poblados, tuvieran las paredes pintadas con símbolos zoomorfos o antropomorfos

de color ocre rojizo. La mayoría de los sitios funerarios han sido saqueados por los huaqueros locales. Cabe resaltar que tanto los purunmachus como los mausoleos estuvieron orientados hacia las pacarinas o lugares de origen, reverenciando a sus ancestros y protegiendo a sus descendientes, quienes periódicamente visitaban las tumbas de sus muertos y eventualmente renovaban sus fardos. Lugares como Lamud, Karajía, Revash, La Petaca y la Laguna de los Cóndores, aún reflejan el respeto que los antiguos Chachapoya

tuvieron por la vida en el más allá. En épocas recientes, a pesar de las inclemencias climáticas y del saqueo por parte del hombre, se han podido recuperar 200 momias en la Laguna de los Cóndores, que hoy se conservan de manera notable en el Museo de Leymebamba, hecho que permitirá reconstruir parte de la historia aún oculta de esta sociedad de temibles guerreros, místicos chamanes y artistas sin par, que nos sorprenden hasta el día de hoy, más de 1,200 años después.

el coricancha

El Coricancha, llamado también koricancha o Templo del Sol, es el templo más importante del Imperio Inca. Estaba dedicado principalmente al dios Inti, el dios Sol, y se halla en el ciudad de Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo. 

Coricancha: Templo al dios Sol

El interior y las paredes exteriores y los pisos estaban recubiertos por hojas de oro macizo, y en el jardín habían estatuas de oro. Los españoles describieron el templo del sol "Coricancha" como "fabuloso, más allá de lo creíble." 

En el santuario principal del koricancha había un gran disco de oro simboliza la divinidad, rodeado de varias momias de los soberanos incas. Muchos sacerdotes estaban ocupados en el interior de los templos por los sacrificios religiosos que se celebraban, las danzas sagradas organizadas, además de encargarse de los archivos especiales del imperio por medio de los quipus (manojos de cuerdas anudadas de varios colores, pero de diferentes maneras que se utilizaban para guardar información como censo de la población,la propiedad, etc.) 

En el centro del templo había un jardín donde los árboles, las flores, animales y personajes se reprodujeron en gran escala. Estas imágenes tenían incrustaciones de oro, plata, conchas púrpuras y piedras preciosas de color turquesa, etc.
Imagen del Koricancha donde se aprecia la arquitectura inca y colonial
LLegada de los españoles al Perú y destrucción del Coricancha

La mayor parte del oro recogido para pagar el rescate del Inca Atahualpa fue obtenido del Coricancha. El rescate se pagó a los españoles al mando de Francisco Pizarro, pero no se liberaría al joven emperador, que fue el último gobernante inca. 

Los restos del Coricancha

El Convento de Santo Domingo fue construido en el sitio donde se hallaba el Coricancha y utilizo los cimientos del templo del sol, que fue destruido por los españoles en el siglo XVII. El coricancha es un ejemplo de arquitectura inca. A esta creación inca se le ha incorporado la obra de un complejo estructura colonial con la llegada de los españoles al Perú. 

Varios terremotos han dañado la iglesia de Santo Domingo, pero el sótano, construido de bloques de piedra colocados entre ellos, ha resistido con éxito gracias a la solidez de la arquitectura incaica. Muy cerca del Coricancha se encuentra un museo subterráneo que contiene una serie de interesantes piezas, incluyendo momias, textiles y los ídolos sagrados.