sábado, 29 de septiembre de 2012
Los “purunmachos”, como les dicen los lugarteños de Amazonas, o los mejor conocidos “Sarcófagos de Karajía” fueron expuestos al mundo en 1984 gracias a las investigaciones del arqueólogo Federico Kauffmann, causando de inmediato gran expectativa en el mundo arqueológico. Estas singulares muestras de los rituales mortuorios de la cultura Chachapoyas fueron elaboradas alrededor de los años 1000 a 1300 d.C.
Sarcófagos de Karajía
Su ubicación es estratégica: están colocados en los filos de un farallón de roca calcácea, como si los hubieran dejado ahí para que vigilaran el desarrollo de la vida (porque encaran el abismo) desde las cumbres de la muerte. En realidad, parece que los Chachapoyas dejaron ahí a sus grandes señores (es comprobado que estos sarcófagos pertenecían a grandes señores) para evitar que en años posteriores pudieran saquear sus sarcófagos. Sin embargo, este intento resultó fallido porque, cuando Kauffmann los encontró, ya algunos habían sido profanados.
Los sarcófagos son elaboradas esculturas que miden más de dos metros de alto y constan de cabeza y busto, formando una compacta cápsula funeraria de barro enlutado. Las cabezas están decoradas con un cráneo trofeo, los rostros son planos y anchos, y el resto del cuerpo está diseñando con motivos geométricos. Hasta ahora se están buscando explicaciones de por qué los antiguos Chachapoyas colocaban los sarcófagos en grupos de 4 a 8 ejemplares.
En la actualidad, la presidencia de la Región Amazonas está implementando mejoras para el desarrollo turístico de este invaluable recurso, por lo que se espera que en el 2008 la difusión y la implementación de mejoras en la infraestructura turística reditúen en un beneficio directo a las comunidades ubicadas a los contornos del importante atractivo.
La cultura Chachapoyas
Pueblo de muerto
Esta cultura amazónica inició el camino a su florecimiento durante el siglo I de nuestra era, y sus mejores construcciones las realizó entre los siglos IX y XV d.C.
Su sometimiento a los incas fue un verdadero reto para las cusqueños, quienes, luego de interminables y sangrientos enfrentamientos, los vencen en 1475, bajo el imperio de Túpac Yupanqui. Sin embargo, los Chachapoyas no se rindieron. Constantemente se sublevaron, e incluso se negaron a participar de la rebelión de Manco Inca en 1536.
Sobre las dotes de sus hombres, tuvieron artistas, orfebres y tejedores muy diestros, pero sobre todo tuvieron grandes arquitectos que construyeron grandes edificaciones, como Kuélap, en la boca de la entrada al Marañón, o como otras obras hechas en lugares de difícil acceso. Por lo general los hacían en lugares altos, desde donde podían dominar el panorama; en la actualidad, los restos de sus construcciones se encuentran distribuidas en el valle del río Utcubamba.
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